Empanadillas de bonito

Estas empanadillas me encantan. Mira que me gustan las innovaciones pero, de tarde en tarde, me entra el mono de las empanadillas de bonito de toda la vida. Son fáciles de hacer y, si se dispone de los ingredientes, se pueden preparar en un momento.

Y ayer, con el frigo pelado y un paquete de empanadillas en trance de caducar, me puse manos a la obra.

Ingredientes

Un paquete de 16 obleas de empanadillas
1 lata de bonito frito de 140 gramos netos
Tomate frito casero o, en su defecto, uno bueno de lata.
1 huevo
Aceite de oliva virgen extra

Elaboración

El paquete de empanadillas se saca del frigorífico con antelación para que coja la temperatura ambiente.

En una cazuela se pone agua a hervir. Cuando empieza el punto de ebullición se echa la sal y el huevo con cuidado para que no se rompa. Se tiene unos 12 minutos, se saca y se pone unos momentos bajo el chorro de agua fría o en un cuenco con agua y hielo. Se pela y se pica en trocitos pequeños.

Se abre la lata del bonito, se echa éste en un colador y se escurre bien. Se pone el bonito en un bol, se desmenuza y se le añaden los trocitos de huevo y el tomate frito, cucharada a cucharada hasta que ligue. El relleno debe quedar compacto pero jugoso.

Una a una, se van rellenando las empanadillas con la mezcla, se doblan y se cierran bien.

Se pone aceite a calentar en una sartén no demasiado grande (que quepan 4 empanadillas) y se van friendo, primero por un lado y luego por el otro, hasta que tengan un bonito color dorado. Se sacan a una fuente con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante. 

Se pueden servir acompañadas de ensalada o en un plato combinado. Personalmente, las prefiero solas como aperitivo o segundo plato.