Pasta mafalda con alcachofas

Dorada al horno

Vuelta de vacaciones. Y como la dieta veraniega no ha contribuido a mantener el peso a raya, nada mejor que empezar con una cena ligera. Así que me acerco a la pescadería y veo una dorada que me está haciendo "ojitos". Pido al pescadero que la prepare para el horno, lo que consiste en hacerle una incisión en el vientre y por ahí eviscerarla. También la desescama un poco.

Una vez en la cocina, como tengo el frigo y la despensa en estado catatónico, me tengo que apañar con lo que tengo a mano. A saber: unos dientes de ajo que había puesto en aceite allá por el Pleistoceno, vino blanco verdejo, aceite de oliva virgen extra, una guindilla y sal.


La dorada era de poco más de 800 gramos y la preparación no puede ser más sencilla: La pongo en una besuguera (vale cualquier otro tipo de fuente apta para el horno), salo por ambos lados, le añado los 5 ó 6 dientes de ajo en aceite que me quedaban, la guindilla cortada en 2 trozos, un chorro de aceite y un chorro generoso de vino blanco.


Previamente había precalentado el horno a 200º. Y una vez alcanzada esta temperatura introduzco la fuente con la dorada encima de la rejilla, en la zona central del horno. Se cierra el horno y se pone 15 minutos por un lado. Transcurrido ese tiempo, se da la vuelta a la dorada y se mantiene en el horno otros 15 minutos. Et voilà!



Backed gilthead

Resultado: Una dorada hecha en su punto, con la carne muy jugosa.

Comentarios