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Me apetecía que mi primera receta del blog hiciera honor a su título, así ¿qué mejor que inaugurarlo con una perdiz escabechada?. Es un plato fácil, resultón y que (como todos los escabeches) se conserva bien durante varios días. Además, deshuesándola, se puede utilizar como ingrediente en ensaladas o en otras combinaciones que la imaginación te dicte.
Ingredientes
2 ó 3 perdices (pueden ser congeladas, en este caso, habrá que descongelarlas previamente)
1 cabeza de ajos
2 cebollas pequeñas (o cebolletas)
3 clavos de olor
2 hojas de laurel
Tomillo (1 cucharadita)
Perejil (1 cucharadita)
Pimienta negra en grano (1 cucharadita)
Vinagre de Jerez 1 vaso de vino
Vino de Jerez: 1 vaso de vino
Sal
Agua
Aceite de oliva virgen
Elaboración
Se doran los ajos pelados en una sartén. Se sacan y se reservan. A continuación, en el mismo aceite se doran las perdices por todos los lados.
En la olla grande, se cubre el fondo con aceite y se pocha la cebolla cortada en gajos, hasta que esté blandita, momento en el que se añaden las perdices, los ajos reservados y el resto de los ingredientes. Se rehoga un poco, se cubre con agua y se lleva a ebullición. Primero se tiene 10 minutos a fuego medio y luego a fuego lento hasta que las perdices estén tiernas (cuando se les puede despegar las alas)
Se dejan enfriar y después se guardan en el frigorífico, en un tuper y cubiertas con toda la salsa y los ingredientes utilizados, para que coja más sabor. Se puede utilizar al día siguiente, pero estarán más sabrosas a los 3 ó 4 días.
Se pueden tomar en frío o templadas.
En Navidad, las suelo servir deshuesadas y en trozos medianos en una ensalada de escarola, hojas de roble o espinacas frescas y con granada.
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