El romanescu es esa verdura que parece un brócoli diseñado por un arquitecto moderno: Original, vistoso, con un bonito color pero..., ante la duda, ni intentarlo, oiga.
La semana pasada, haciendo la compra vi un par de ellos y la frutera, al verme interesada, me dijo que sólo quedaban esos dos (palabra mágica) y... piqué. No lo había preparado en la vida, pero ya buscaría una manera.
Googleando, vi que su parecido con el brócoli no es casual (son de la misma familia), que según unas fuentes, es un híbrido de brócoli y coliflor creado en los años 60 del siglo pasado pero que, según otras, era ya conocido en la Italia del siglo XVI, que tiene muchas propiedades nutricionales (como casi todas las verduras), etc. En cualquier caso, era la primera vez que entraba en mi cocina, lo metí en el frigo y me olvidé.
Y el domingo pasado, en medio de la vorágine de preparar una comida familiar lo vi: Del frigorífico, en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidado (con toda seguridad), silencioso y cubierto de... nada, veíase el... romanescu (¡perdóname, Bécquer!). Y se me ocurrió utilizarlo como un entrante. Es decir, hacer una cremita para servirla de aperitivo. ¡Qué para eso tengo la Thermomix y hay que amortizarla!
Ingredientes
1 cebolleta
200 gramos de puerro ya limpio
500 gramos de romanescu
35 gramos de Aceite de Oliva Virgen Extra
700 gramos de agua
Sal, pimienta, hierbabuena
Elaboración
Se pica la cebolleta y el puerro en trozos regulares y no muy grandes.
Se separa la romanescu en ramilletes.
Se echa el aceite en el vaso de la Thermomix, se añade la cebolleta y el puerro y se programa 10 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1.
A continuación, se echa la romanescu, la sal, la pimienta, la hierbabuena y el agua y se pone 20 minutos, a 100 grados, velocidad 1.
Cuando termina, se espera a que el vaso se enfríe y se tritura durante 2 minutos, de velocidad 5 a 10 progresivamente.
Como se puede apreciar la crema no lleva ni nata ni leche y, aún así, quedó de lo más suave. Está tan rica como la Vichyssoise pero con muchas menos calorías. La serví templada pero admite cualquier temperatura.
La semana pasada, haciendo la compra vi un par de ellos y la frutera, al verme interesada, me dijo que sólo quedaban esos dos (palabra mágica) y... piqué. No lo había preparado en la vida, pero ya buscaría una manera.
Googleando, vi que su parecido con el brócoli no es casual (son de la misma familia), que según unas fuentes, es un híbrido de brócoli y coliflor creado en los años 60 del siglo pasado pero que, según otras, era ya conocido en la Italia del siglo XVI, que tiene muchas propiedades nutricionales (como casi todas las verduras), etc. En cualquier caso, era la primera vez que entraba en mi cocina, lo metí en el frigo y me olvidé.
Y el domingo pasado, en medio de la vorágine de preparar una comida familiar lo vi: Del frigorífico, en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidado (con toda seguridad), silencioso y cubierto de... nada, veíase el... romanescu (¡perdóname, Bécquer!). Y se me ocurrió utilizarlo como un entrante. Es decir, hacer una cremita para servirla de aperitivo. ¡Qué para eso tengo la Thermomix y hay que amortizarla!
Ingredientes
1 cebolleta
200 gramos de puerro ya limpio
500 gramos de romanescu
35 gramos de Aceite de Oliva Virgen Extra
700 gramos de agua
Sal, pimienta, hierbabuena
Elaboración
Se pica la cebolleta y el puerro en trozos regulares y no muy grandes.
Se separa la romanescu en ramilletes.
Se echa el aceite en el vaso de la Thermomix, se añade la cebolleta y el puerro y se programa 10 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1.
A continuación, se echa la romanescu, la sal, la pimienta, la hierbabuena y el agua y se pone 20 minutos, a 100 grados, velocidad 1.
Como se puede apreciar la crema no lleva ni nata ni leche y, aún así, quedó de lo más suave. Está tan rica como la Vichyssoise pero con muchas menos calorías. La serví templada pero admite cualquier temperatura.
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