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Cuando se tienen invitados a comer, pero el día de la comida no se dispone de mucho tiempo para cocinar, es momento de recurrir a platos que se puedan preparar el día antes y que, además, ganan con el reposo. Y el rabo de toro es uno de ellos.
Lo que no preví fue que, al llegar a la carnicería, solo quedaba un rabo de ternera, insuficiente para los que éramos. Y estaba en el dilema de que otra cosa hacer, cuando el carnicero me dio la solución: llevarme el rabo y completarlo con morcillo.
Ingredientes (8 personas)
1 rabo de ternera de 1,250 gramos
1 kilo de morcillo de ternera
2 cebolletas gordas
4 zanahorias
1 puerro
4 tomates
1 diente de ajo
Aceite de Oliva Virgen Extra
Sal al gusto
Pimienta negra molida al gusto
2 hojas de laurel
Clavo (opcional)
1 vaso (de los de agua) de vino tinto (en este caso, de Oporto pero se puede utilizar el que guste, siempre que sea bueno)
1 /2 vaso (de los de agua) de brandy
Agua hasta cubrir el rabo de toro
Elaboración
En una sartén con un poco de aceite, puse a rehogar la cebolla, la zanahoria, el puerro y el ajo. Cuando
las verduras estaban más o menos pochadas, las eché en una olla a fuego suave.
En la misma sartén con otro poquito de aceite, rehogué el rabo de
toro y los trozos de morcillo y, cuando se doraron un poco, los añadí a la olla, rehogando todo junto unos minutos.
Lavé el tomate, lo partí en cuatro trozos y lo incorporé a la olla junto con la pimienta molida, las
hojas de laurel, el vino de Oporto tinto, el brandy y el agua hasta cubrir la carne y lo puse a fuego fuerte hasta el punto de ebullición.
Llegado este momento bajé a fuego moderado y así lo mantuve durante 3 horas hasta que la carne estuvo blandita (el punto lo compruebo con un pincho de brocheta). Si hace falta se tiene un poco más pero con cuidado de que no quede seca.
Apagué el fuego, dejé enfriar y reposar de un día para otro.
Al
día siguiente, desengrasé el caldo, saqué la carne y trituré, con la batidora, las verduras y el caldo para hacer la salsa.
Si se quiere que la salsa quede más fina se pasa por el chino y si queda muy líquida se pone en la cazuela a reducir hasta conseguir la consistencia deseada. A mí, me quedó un poco líquida porque obvié este último paso (realmente, iba muy mal de tiempo).
Después junté la carne con la salsa y calenté antes de servir.
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