Menestra de verduras a la riojana. Mi interpretación

La menestra de verduras es una de las mejores recetas de La Rioja. Lo que no es baladí en una región caracterizada por sus excepcionales productos y su buena cocina. Este plato, por el que siento debilidad, es todo un homenaje a la huerta riojana.

El número de ingredientes es variable, aunque cuantos más haya, mejor saldrá. Hay quien le echa carne como, por ejemplo, la menestra de "my mother in law" que lleva trocitos de cordero y está para ponerle un piso. También puede llevar zanahoria, champiñones, puerro, patata, etc. Aunque lo casi canónico es que no falten las alcachofas, las pencas de acelga y/o el cardo.

Mi versión sólo lleva verduras y de color blanco o verde, no por nada, sino por gusto personal. Hacía mucho tiempo que no la preparaba y me apetecía una barbaridad retomarla. Pero iban surgiendo otras cosas y no encontraba el momento... hasta que el otro día compré guisantes y habas frescos para otra receta y, al llegar a casa, cambié de idea y decidí hacer una menestra. Así que también me hice con un frasco de pencas de acelga y saqué de la despensa un bote, también en conserva, de alcachofas riojanas.

Cada verdura se debe cocer por separado al tener diferentes tiempos de cocción.

Es un plato laborioso, no nos vamos a engañar, pero el resultado merece la pena.

Ingredientes (para 2 personas)

6 corazones de alcachofas

100 gramos de judías verdes

1 cebolleta

8 pencas de acelga

50 gramos de guisantes ya desgranados

50 gramos de habas desgranadas

1 copa de vino de Jerez

Caldo de pollo y verduras

2 huevos

50 gramos de jamón ibérico en taquitos pequeños

Para el rebozo

Huevo y harina

Elaboración

En esta ocasión, las alcachofas y las pencas de acelga estaban en conserva, por lo que me he ahorrado el paso de limpiarlas y cocerlas previamente. En caso de tenerlas frescas, se limpian las alcachofas de las hojas externas y se cuecen hasta que queden al dente, lo que comprobaremos con un pincho o la punta de un cuchillo. Las pencas se cortan en trozos no demasiado pequeños, se cuecen unos 20 minutos, cuidando de que queden al dente. Una vez cocidas, tanto las alcachofas como las pencas, se escurren y se reservan.

Los guisantes se desgranan y se cuecen en agua hirviendo con sal durante 2 minutos. Escurrir y reservar.

Las habas se desgranan y también se cuecen en agua hirviendo con un poquito de sal durante 3 minutos. Igualmente, se escurren y se reservan.

Los huevos se cuecen en agua hirviendo con sal durante 14 minutos, a continuación, se enfrían y se reservan.

La cebolleta se corta en trocitos pequeños y se pone a pochar en una cazuela o sartén con el fondo cubierto de aceite a fuego bajo hasta que se ablande. Se añade el jamón y se rehoga un par de minutos. Se añaden las judías verdes y se echa la copa de Jerez y el caldo, sólo lo justo para cubrirlas, y se dejan cociendo hasta que estén al dente. Cuando el caldo se haya evaporado se incorporan las habas y los guisantes, se rehogan un poco (ya estaban cocidos), se apaga el fuego y se reserva.

Se prepara un plato con harina y otro con huevo batido y se pone una sartén al fuego con aceite abundante. Cuando el aceite está caliente, las alcachofas y las pencas, primero se pasan por el plato con harina y luego por el del huevo batido y se van friendo en la sartén en tandas pequeñas, hasta que el rebozo se dore. Se van colocando en un plato con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante y se reservan.

El huevo cocido se pela, se parte en rodajas grandes y también se reboza, pasándolo por harina y huevo y se fríe. Cuando el rebozado se dora, se saca, se pone sobre papel absorbente y se reserva.

Finalmente, se incorporan las alcachofas, las pencas y los huevos rebozados. Se añade el caldo (muy poco, si no se quiere que quede caldosa o más cantidad si gusta caldosa), se cuecen unos 5 minutos y se sirven.

Si se quiere hacer con patatas: se cuecen una o dos patatas con su piel en agua hirviendo con sal. Luego se espera a que se enfríen, se pelan, se cortan en medallones gruesos y también se fríen, previo paso por harina y huevo, hasta que el rebozo esté dorado, momento en el que también se escurren sobre un plato con papel de cocina y, por último, se echan con el resto de las verduras y el caldo.